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El arzobispo de Valencia insta a los cristianos a convertirse en “crucifijos vivientes”

El arzobispo de Valencia, monseñor Carlos Osoro, insta en su carta de esta semana a que los cristianos se conviertan en "crucifijos vivientes" ante los "intentos" de retirar estos símbolos, tras la proposición aprobada la semana pasada en el Congreso de los Diputados de quitar los crucifijos de los centros escolares. Así, en la misiva, dice a los fieles de la diócesis que "cuando se intenta arrinconar, censurar o despreciar los signos del amor cristiano" ellos "deben ser portadores de Cristo", según informó el Arzobispado en un comunicado.

"Los cristianos no tenemos otra fortaleza más que la que viene del crucifijo, y que ha de ser nuestra pacífica armadura, la armadura de Dios mismo", destaca monseñor Osoro. En este sentido, precisa que este símbolo cristiano es "el único tesoro que tenéis, la única propiedad".

De este modo, el arzobispo anima a los fieles a que "en todos los lugares donde habitéis deis a conocer a Cristo" y les pide que sean "cruces luminosas, crucifijos vivientes", causando en quienes les traten "el mismo respeto, los mismos sentimientos, las mismas ideas que un crucifijo".

Para Osoro, "es la hora de los discípulos de Cristo" y, por ello, les apremia a que, "sin vergüenza de ningún tipo, den a conocer que son cristianos, llevando en su pecho el Crucifijo y viviendo conforme a esa cruz que es signo del amor que todo lo puede".

Quitar los crucifijos de la vida pública

En la carta, el titular de la archidiócesis de Valencia considera que, "para muchas personas, quitar los crucifijos de la vida pública significa aceptar una ingeniería destructora de la configuración cristiana de Occidente y por supuesto de España, y pretende imponer una nueva pseudo-religión a la medida".

Además, en el escrito titulado Seamos cruces luminosas, crucifijos vivientes, monseñor Osoro expresa que en Jesucristo crucificado "se encuentra la descripción más bella del amor al prójimo que ha transformado la historia de la humanidad" y añade que "dos mil años después, sigue siendo escándalo, pero es salvación para los hombres", destaca.

El arzobispo se pregunta "por qué pretenden obligar a retirar la Cruz que es expresión del amor apasionado de Dios por el hombre, manifestado en Jesucristo". En este punto, Osoro explica en su carta que Jesús "amaba a los discípulos, a los niños, a los pobres, a los enfermos, a los pecadores, a todos los hombres" y "demuestra que amando, hace crecer y devuelve dignidad y esperanza".

Asimismo, se dirige expresamente a quienes quieren retirar el crucifijo. "Si alguien me hace caso, le ruego que antes de quitar un Crucifijo, se acerque a Jesucristo con corazón sencillo.

Verá cómo sale transformado de este encuentro y con capacidad y gracia para ser alguien que comienza a vivir de otra manera y a relacionarse con los demás de otra forma", sostiene.

Monseñor Osoro asegura que el mundo "necesita creer en el amor de Dios, necesita del Crucifijo", por lo que, según subraya, "urge volver a proclamar el Evangelio del amor de Dios en Cristo Jesús" porque "si los discípulos no lo hacen serán como los hombres que meten la luz debajo del celemín y defraudarán la esperanza del mundo".

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