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La laicidad en el sistema educativo español … Entrevista

La laicidad en el sistema educativo español no existe, quedan muchas reminiscencias de la España católica y, por lo tanto, podemos afirmar que le enseñanza en España, hoy por hoy, continúa siendo confesional y católica

¿Considera que la escuela pública debe ser aconfesional o pluriconfesional?

En nuestra opinión la escuela ha de ser laica, ninguna religión se ha de ofrecer como asignatura específica en la escuela, al alumnado no se le puede segregar en función de las creencias de sus familias, los privilegios, símbolos o ritos de una determinada confesión o ideología no deben formar parte del currículo o actividad del centro escolar.

Las normas, culto, orientaciones espirituales, historia, etc. de cada religión tiene que ver con los ámbitos familiares y de las diferentes iglesias a través de los actos e información que desarrollan en los espacios que cada religión posee.

Toda escuela financiada con fondos públicos ha de ser neutral en materia religiosa o ideológica.

Si sería conveniente que, dentro de las áreas de sociales y para todo el alumnado, la escuela ofrezca de forma plural y neutral, una visión general de la diferentes convicciones religiosas y no religiosas, de su influencia, trascendencia social y de su historia, así como de las diferentes cosmovisiones y filosofías, que forman parte de las diferentes culturas y tradiciones y que son la base del desarrollo de la humanidad.

 

¿De qué forma integran los centros educativos la pluralidad de confesiones religiosas entre sus alumnos?

La imposición, históricamente por la fuerza, de la religión católica (única y verdadera) en el sistema educativo español, desde su génesis, ha hecho que en estos últimos treinta años de democracia constitucional, otras religiones no hayan tenido apenas espacio para ejercer proselitismo dentro de los centros escolares y por supuesto nada los seguidores o entidades representativas de otras cosmovisiones o filosofías no religiosas.

De hecho, ahora, tan sólo son el judaísmo, otras visiones cristianas y el Islam son las únicas que tienen la posibilidad de solicitar que se impartan en los centros escolares, eso si con muchas condiciones y sólo en los centros de titularidad pública o privados que no tengan el ideario católico. Hoy y en la práctica es casi imposible que haya pluralismo religioso en los centros de ideario católico, aunque estén financiados con fondos públicos: hecho, éste, que significa una gran trasgresión constitucional y, ante ello, los poderes públicos lo admiten o se inhiben.

Los Acuerdos con la Santa Sede de 1979 son el principal hándicap para que haya verdadero pluralismo religioso, Acuerdos que Europa laica los consideramos nulos de pleno derecho, por diversos motivos.

 

¿Cuál es la situación actual de la laicidad en el sistema educativo español?

Por los motivos anteriormente expuestos, el sistema educativo no es laico, ni siquiera es pluralmente religioso, ya que hay una religión que ostenta ancestrales privilegios, ejerciendo un monopolio: la católica.

Pero además en bastantes centros de titularidad pública todavía existen símbolos católicos, capillas, catequistas, se desarrollan actos religiosos, son visitados, de forma oficial, por jerarquías católicas, en horario lectivo. Además de que un alto porcentaje de centros financiados, totalmente, con fondos públicos son de ideario católico: centros a los que asiste alumnado de familias de diferentes convicciones y religiones, en ocasiones de forma obligada, ya que no hay en la zona de referencia familiar (barrio o distrito escolar) disposición de plazas en centros públicos (ello supone una media del 30% en el conjunto del estado y en algunas ciudades grandes sobrepasa el 50%).

Lo más grave es que a este alumnado, que asiste a centros de ideario católico financiado con fondos públicos, no se le permite solicitar exención de religión católica o dar otra religión.

Pero es más, en todos los centros, a las familias, contraviniendo la Constitución española (artículo 16.2), se les obliga a pronunciarse en un documento público (matrícula de inicio de curso) sobre sus convicciones religiosos o no religiosas.

Existe una legión de unos 15.000 catequistas (denominados profesores de religión) seleccionados por los obispados, pero pagados por el estado, que no sólo imparten religión al alumnado que voluntariamente lo solicita, sino que tienen como misión apostólica el hacer proselitismo religioso en sus centros escolares.

Otro hecho grave es que mientras que unos alumnos asisten a clase de religión, los que no lo desean permanecen secuestrados en el centro en horario lectivo, sin aprovechar el tiempo y costando mucho dinero al estado las horas que utiliza el profesorado que se dedica a su cuidado, sin provecho alguno. Esto se solucionaría, de forma muy simple, sacando, en su caso, la religión del horario lectivo, hecho que no contravendría ni la ley, ni los acuerdos con la Santa Sede. A pesar de que según los últimos informes del Consejo Escolar del Estado más del 50% del alumnado de secundaria, no solicita clase de religión y entre el alumnado de infantil y primaria cada año hay menos.

Conclusión: La laicidad en el sistema educativo español no existe, quedan muchas reminiscencias de la España católica y, por lo tanto, podemos afirmar que le enseñanza en España, hoy por hoy, continúa siendo confesional y católica.

 

¿Cuál es la postura de la Europa Laica en referencia a la asignatura de Educación para la Ciudadanía?

En el seno de Europa Laica hay bastante pluralidad de opiniones, ya que el tema tiene una cierta complejidad y ha generado un calculado conflicto. Es curioso que mientras se ha generado una fuerte polémica en las escuelas públicas, incluso con algunas familias que han objetado (por cierto muy pocas) y el tema en el momento de contestar estas preguntas está pendiente de una sentencia del Tribunal Supremo, en los centros de ideario católico, se imparte sin problemas, eso sí, con una “guía cristiana”, admitida por el Ministerio, incluso algunas Consejerías han fracasado en su intento de desprestigiarla y otras han modificado, muy sutilmente, los objetivos y contenidos. Otra curiosidad más es que las editoriales católicas parece ser que han vendido más textos que el resto de editoriales. Es decir que, por un lado, la jerarquía católica monta en cólera y arremete contra la asignatura (ya que históricamente han sido, ellos, los que han tenido la facultad única de formar al alumnado en sus convicciones exclusivas y… ahora ven peligrar ese privilegio) y por otro lado “hacen caja”.

En la enseñanza obligatoria son muy pocas horas las que se dedican a impartir esta asignatura y tan sólo en un curso de primaria y en otro de secundaria. Sus objetivos, contenidos y didáctica, en mi opinión, no comporta ningún problema de conciencia, es más, las familias han de tener confianza en los maestros y profesores de sus hijos e hijas, pues han de pensar que lo van a hacer bien y no van a entrar, nunca, en cuestiones de conciencia, ni de costumbres.

Pero ciertamente la educación cívica se puede enseñar y vivir, también, de forma transversal, como muchos sectores progresistas expresan, es decir no hace falta una asignatura específica. En conclusión: una opinión mayoritaria, aunque no exclusiva, de los socios y socias de nuestra asociación tiende a pensar que así, como lo ha planteado el Ministerio y las Consejerías, no ha sido de la forma más adecuada. Aunque es una norma que aunque criticable (como todo) está aprobada por la mayoría en el Parlamento.

 

¿Qué acciones se llevan a cabo dentro de la campaña “Por una escuela laica”?

Ya desde los años ochenta y noventa diversas organizaciones sociales y sindicales reivindicaban el modelo de escuela laica que existe en muchos países del mundo, basándose en principios constitucionales del estado español.
Pero, ante el hecho de los pocos avances, cuando no retrocesos, que se iban produciendo en esta materia, desde el año 2002 se viene actuando, por parte de más de 100 organizaciones sociales, sindicales y políticas de todo el estado, en una campaña unitaria, con la finalidad de que 1.-Se deroguen los acuerdos con la Santa Sede, 2.-Para que la simbología y cualquier tipo de culto y proselitismo, ya sea de carácter confesional o de otro tipo ideológico, salga de las escuelas y 3.-para que la enseñanza de la religión en las escuelas públicas, al menos, salga del horario lectivo obligatorio. 4.-Para que no se financien, con fondos públicos, centros de ideario religioso o de otro tipo

En estos momentos la campaña descansa, con más fuerza, en las coordinadoras territoriales, que las hay en casi todo el estado y dado que la LOE y sus desarrollo no ha tenido en cuenta estas reivindicaciones, sino que, incluso, ha agravado el problema, se está trabajando: 1.-para informar a las familias y al profesorado sobre la importancia de la escuela laica, base de la democracia, 2.- para que el alumnado no solicite religión y 3.-para impedir, escuela a escuela, que haya cualquier tipo de proselitismo y/o coacciones a las familias, sobre todo del alumnado de infantil y primaria.

El actual objetivo es mantener informada a la comunidad educativa y a la sociedad en general, de que la escuela laica no es el modelo escolar que actúa en contra de las religiones, ni de la religión católica en particular, es la escuela que educa sin dogmas, en valores humanistas y universales, en la pluralidad y en el respeto a los derechos humanos, en la asunción de la diferencia y de la diversidad y en los valores éticos, no sexistas y democráticos.

Es la escuela en la que se sienten cómodos tanto los no creyentes, como los creyentes de las diversas religiones o convicciones, en donde no se estigmatiza o se segrega al alumnado en función de las creencias o las pertenecías de carácter ideológico.

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