El Vaticano ataca la sentencia que permite dejar de alimentar a una joven en coma
El debate sobre el derecho a una muerte digna sacude Italia después de que el Tribunal de Apelación de la Audiencia Provincial de Milán autorizara ayer a Beppino Englaro a interrumpir, en calidad de tutor legal, la hidratación y alimentación forzada que mantiene con vida a su hija Eluana, que lleva 16 años postrada en estado vegetativo. La decisión pone fin a una larga batalla legal que se inició en 1999, cuando el hombre reclamó en los juzgados que se suspendiera el tratamiento para que su hija pudiera morir. El Vaticano expresó su rechazo a la sentencia, que, a su parecer, justifica "de hecho un acto de eutanasia".
Eluana Englaro tenía 17 años cuando en 1992 sufrió un accidente de tráfico. Como consecuencia de las lesiones, entró en coma y ya no ha vuelto a despertar. En el 2005, un tribunal milanés consideró "inadmisible" la solicitud de Beppino Englaro, pero dos años más tarde el Tribunal Supremo ordenó repetir el juicio al entender que la interrupción de la alimentación se podía autorizar si se daban dos circunstancias: "Que se pruebe que se trata de un estado vegetativo irreversible y que se compruebe que Eluana, en el caso de poder elegir, habría preferido no continuar el tratamiento". Esta sentencia ya fue en su día duramente criticada por el Vaticano.
El fallo del Tribunal de Apelación de Milán sostiene ahora que la decisión de interrumpir el tratamiento es "inevitable", una vez comprobada "la extraordinaria duración del estado vegetativo permanente" de Eluana. El juez Filippo Lamanna se-
ñala en su decisión que la visión que la joven tenía de la vida es "irreconciliable" con la pérdida total e irreversible de las facultades psíquicas y con la supervivencia "solo biológica de su cuerpo".
RESPETAR LA VOLUNTAD
El tribunal excluye además que la petición del padre "haya sido expresión de su opinión personal sobre la calidad de la vida" de la hija o motivada por intereses que no sean "los de respetar la voluntad" de Eluana.
Al conocer el fallo, el hombre declaró que "ha ganado el Estado de derecho" y agregó: "Seguiré el camino que me han indicado los jueces, pero este asunto debe ser una decisión privada de la familia". La decisión del tribunal es de aplicación inmediata, aunque depende del tutor esperar los 60 días que marca la ley por si se produce un eventual recurso ante el Tribunal Supremo.
En este sentido, el presidente de la Academia Pontificia para la Vida, Rino Fisichella, se mostró partidario de un recurso "ante una instancia superior" que, señaló, podrá pronunciarse sobre el caso "con más serenidad y menos emotividad".
