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El Vaticano consolida el celibato

El Vaticano cerró hoy de nuevo las puertas a la readmisión al ministerio sacerdotal de los curas de rito latino casados y reafirmó «el valor del celibato sacerdotal según la tradición católica».

Junto al nuevo “no” a la abolición del celibato, el Papa y los cardenales de la Curia Romana subrayaron la necesidad de una “sólida formación humana y cristiana” para los seminaristas y los sacerdotes ordenados.

Así lo precisó la Santa Sede tras la reunión que mantuvo hoy Benedicto XVI con los purpurados jefes de los dicasterios de la Curia Romana para analizar el celibato en la Iglesia católica, la readmisión al sacerdocio solicitada por los curas casados y el caso del rebelde arzobispo emérito africano Emmanuel Milingo.

La reunión había levantado una gran expectación, tanto por el tema del celibato como por el caso de Milingo, de 76 años, casado con una coreana, que ha fundado recientemente una asociación de curas casados para lograr la abolición del celibato y que está excomulgado por ordenar obispos a cuatro sacerdotes estadounidenses sin el permiso del Papa.

La reunión, según precisó el Vaticano en un escueto comunicado, fue “una reflexión común” y se prolongó durante tres horas.

Los participantes tuvieron “una amplia información” sobre las peticiones de dispensa de la obligación del celibato presentadas en los últimos años a la Santa Sede y sobre la posibilidad de readmisión al ministerio sacerdotal de los curas casados que actualmente se encuentran en las condiciones previstas por la Iglesia.

“Se ha reafirmado el valor de la elección del celibato sacerdotal según la tradición católica y ha sido reiterada la exigencia de una sólida formación humana y cristiana tanto para los seminaristas como para los sacerdotes ordenados”, subrayó el Vaticano.

Respecto a las condiciones previstas por la Iglesia, la normativa actual es la aprobada en 1979 por Juan Pablo II, considerada “muy rígida” por los afectados y que supuso un “freno” a la concesión de las dispensas, ampliamente otorgadas en el pontificado de Pablo VI.

En aquellas fechas, Juan Pablo II dijo que no se podía considerar la dispensa del celibato como “un derecho” que la Iglesia tenía que reconocer de manera indiscriminada a todos los sacerdotes, sino que había que ver caso por caso.

Durante el papado de Karol Wojtyla se redujeron drásticamente las dispensas.

El nuevo “no” a la abolición del celibato se produce un año después del Sínodo celebrado en el Vaticano, en el que 256 obispos de todo el mundo subrayaron la importancia “inestimable” del celibato en la iglesia latina.

Además, tras conocer la situación en las iglesias orientales, donde los sacerdotes pueden casarse, señalaron que la eventualidad de permitir el matrimonio a los curas de rito latino “es un camino que no se puede recorrer”.

El tema volvió al candelero después de que Milingo anunciara en septiembre pasado que se había casado, también por lo civil, con la coreana María Sung, miembro de la secta Moon, con la que ya contrajo matrimonio por ese rito en 2001 en Nueva York y a la que después de un gran escándalo mediático repudió para volver al redil de la Iglesia de Roma.

No fue lo único: el “rebelde” Milingo, como le considera el Vaticano, ordenó el pasado 24 de septiembre en Washington obispos a cuatro sacerdotes de ese país y anunció a bombo y platillo la creación de una asociación de curas casados.

Tras conocer la excomunión, Milingo, famoso por sus exorcismos, dijo que no la aceptaba, que la “devolvía a Roma” y que las ordenaciones eran válidas.

Manifestó que seguía con su asociación “Curas casados ya”, con la que pretende presionar a la Santa Sede para que permita a los sacerdotes casados “y deje de considerar a estos pastores como extranjeros, no deseados y fracasados por no haber respetado el celibato”, según dijo recientemente.

El celibato de los sacerdotes católicos de rito latino fue establecido en el año 1139, durante el II Concilio de Letrán, y desde el siglo XV ha venido recibiendo críticas.

Según asociaciones de sacerdotes casados, 100.000 curas católicos están casados, de los que unos 20.000 viven en Estados Unidos, 10.000 en Italia y 6.000 en España.

Los sacerdotes católicos son unos 400.000, lo que supone, vistas esas cifras, que el 25 por ciento no respeta la normativa emanada por el Vaticano.

Los curas casados defienden el celibato libre y mantienen que el impuesto por la Iglesia católica no encuentra base ni en la Biblia, ni en la tradición, ni en la teología.

Aunque los obispos son conscientes de la falta de sacerdotes, consideraron en el Sínodo del pasado año que la solución no es abolir el celibato y tampoco los sacerdotes casados, los llamados viri probati, hombres casados de probada fe y virtudes a los que se concede la ordenación.

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