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Iglesias atacadas con bombas tras condenar el Papa la «guerra santa»

Ha bastado una chispa para hacer explotar una cadena de reacciones violentas en el mundo musulmán. Dos iglesias han sido atacadas a primera hora de hoy en la localidad cisjordana de Naplusa con bombas incendiarias.

Un grupo llamado Leones del Monoteísmo ha reivindicado la acción, y ha explicado que se trata de una protesta por las críticas del papa Benedicto XVI al islam.

Las bombas han dejado marcas negras en las paredes y en las ventanas de las iglesias, una católica y otra anglicana, ambas en la misma localidad.

Un sacerdote de la iglesia anglicana, el padre Yousef, ha dicho que varios artefactos han impactado contra el muro del templo.

Desde las televisiones hasta los portales de internet se amenaza con una reacción parecida a la que provocaron las tristemente famosas viñetas de Mahoma si el Pontífice no se retracta de lo dicho en Alemania.

Escribe Ángel Villarino en La Razón que desde los micrófonos de Al Yazira hasta las sedes parlamentarias de decenas de países árabes, pasando por las mezquitas europeas, se repiten las críticas descarnadas contra el Papa.

Todo por una citación sobre el Islam, puesta en boca de un emperador bizantino del siglo XIV, dentro de un discurso académico que giraba en torno a un argumento meramente teológico: la relación entre la fe y la razón. Cualquier excusa sirve cuando la susceptibilidad está en carne viva.

Las protestas se han extendido por toda la orbe islámica. El Parlamento de Pakistán aprobó una resolución en la que se exigen disculpas y pide que el Papa se retracte. Mientras, en las calles del país ya se han producido las primeras manifestaciones de protesta con pancartas incluidas contra el Papa, una imagen realmente insólita en los últimos tiempos.

Críticas similares han llegado desde India, Egipto, y de las comunidades musulmanas de países europeos como Gran Bretaña, Francia o Italia. Tan sólo el jefe de la comunidad musulmana de Alemania, Aiman Mazyek, quizá uno de los pocos que pudo acceder al discurso completo, afirmó que no encontró «ningún ataque al islam» en las palabras del Papa.

En algunos casos, como el turco, las reacciones se tornaron preocupantes. Muchos acusaron al Pontífice de «incitar el terrorismo» y otros aseguraron que «dio a las tropas de EE UU un pretexto para seguir matando a los mahometanos».

El ayatolá Ahmad Jatamí, uno de los destacados clérigos chiíes de Irán, llegó a asegurar que «es una prueba de la ignorancia del Papa sobre la tolerante religión islámica». «Es deplorable que el Papa perjudique al islam y lo vincule con la violencia y la expansión.

Estoy seguro de que el mundo musulmán responderá de forma adecuada a estas ridículas declaraciones», agregó Jatamí durante la plegaria del mediodía de ayer. En Líbano, Palestina, Egipto, Irak, Arabia Saudí y Jordania se registraron reacciones similares.

Casi todas las voces críticas exigen lo mismo: que el Papa se retracte y pida perdón. Un clérigo chií libanés, Mohamad Husein Fadlalah, fue más allá y acusó a Benedicto XVI de sucumbir a la propaganda de los enemigos del Islam, instándole después a disculparse de modo personal y no a través de los canales del Vaticano.

Las palabras del Papa fueron criticadas por numerosos oradores en las mezquitas de El Cairo, incluida la de Al Azhar, la más prestigiosa del Islam suní, y en la que centenares de personas pidieron la expulsión de los embajadores del Vaticano en los países islámicos. Los manifestantes, entre los que había figuras políticas, llevaron pancartas en las que se podía leer frases como «la Guerra del Vaticano es una continuidad de la Guerra de Bush contra el Islam».

Las protestas no se circunscriben a los clérigos y los sectores radicales. También muchos políticos, como el ministro egipcio de Asuntos Exteriores, Ahmed Abdul Gheit, han alzado la voz. «Las palabras del Papa pueden obstaculizar los esfuerzos para el acercamiento entre Oriente y Occidente», dijo éste.

Por no hablar del líder espiritual de los Hermanos Musulmanes egipcios, Mahdi Akef, quien lamentó el hecho de que las palabras del obispo de Roma «pueden propagar el odio entre los seguidores de las religiones monoteístas». Reacciones parecidas se cosecharon en Siria, Jordania, entre los palestinos, Somalia…

En Italia, país que más de cerca sufre las crisis vaticanas, la opinión pública y la clase política ya comenzaron a movilizarse. El editorialista de «Corriere della Sera» Mahdi Allam, uno de los mayores expertos en asuntos árabes de Europa, dedicó un largo artículo a la reacción del mundo árabe, en el que califica de «desalentador la imagen de los musulmanes que han dado vida a un frente internacional unitario para atacar al Papa».

Para Allam, «la raíz del mal es una ciega ideología del odio imperante entre los musulmanes que viola la fe y llena de tinieblas la mente». Se pregunta el editorialista de origen egipcio:

«¿Por qué los musulmanes, sobre todo los que llamamos moderados, no se sublevan contra los verdaderos y eternos profanadores del Islam, los terroristas islámicos que masacran a los propios musulmanes en el nombre de Dios?».

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