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Sobre la promoción del islam por parte del Estado

El ministro de Justicia, D. Jesús López Aguilar, tras su reunión con los dirigentes de asociaciones musulmanas, ha declarado en días pasados que van a utilizarse fondos públicos para “la difusión del Islam”, y su compromiso de promover “la enseñanza del Corán en las escuelas públicas”.

El anuncio de estas medidas por el ministro demuestra, una vez más, que el derecho a la libertad de conciencia y la no discriminación por razones religiosas, son papel mojado en la legislación de la que el Estado español se ha ido dotando: los acuerdos con el Vaticano, la mal llamada Ley de Libertad Religiosa, los acuerdos con las Comunidades Islámicas y las Protestantes, son hitos en el progresivo vaciado de contenido de lo declarado en el articulo 16.3 de nuestra constitución: “Ninguna religión tendrá carácter estatal”.

El Estado favorece así a los ciudadanos religiosos frente a quienes tienen cosmovisiones no trascendentes, y dentro de los primeros, a aquellos con creencias particulares que al legislador le pareció oportuno promover, con total desprecio hacia el derecho individual a la libertad de conciencia.

Es absurdo defender las medidas concretas anunciadas por el ministro con la tesis simplista de que han de fortalecerse las versiones moderadas del islamismo, frente al radicalismo fundamentalista que puede ser vivero de terroristas: ejemplo de lo improductivo de tal política es el papel jugado por sacerdotes y otros religiosos católicos en la creación y mantenimiento del terrorismo etarra, a pesar de ser la Iglesia Católica, iglesia de Estado en el franquismo y receptora de ingentes prebendas en la democracia.

Desde Granada Laica expresamos nuestro profundo desacuerdo con la política propugnada por el ministro López Aguilar, que en vez de avanzar hacia la constitución de un Estado auténticamente neutral en materia religiosa, no hace más que afianzar lo defendido por los grupos más clericalistas, convirtiendo al Estado en máximo accionista de las organizaciones religiosas que más réditos electorales prometan al partido de turno.

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