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La nueva regulación de la asignatura de religión «será un júbilo efímero que, a la larga, traerá más males que bienes a la Iglesia»

La revista «Mensajero del Corazón de Jesús», órgano del Apostolado de la Oración, dirigido por la Compañía de Jesús, se pronuncia sobre las clases en la enseñanza primaria y secundaria

La revista familiar cristiana Mensajero del Corazón de Jesús, órgano del Apostolado de la Oración (APOR), dirigido por la Compañía de Jesús, se ha pronunciado sobre la nueva regulación de la asignatura de religión en la enseñanza primaria y secundaria, y lo ha hecho en estos términos: “Estamos de acuerdo en que el fenómeno religioso y, en concreto, el influjo del cristianismo en la vida de los españoles actuales, sean o no creyentes o practicantes, es de tal magnitud que su conocimiento y reconocimiento bien merece un hueco y no pequeño entre las disciplinas que todo escolar debe dominar, pero de ahí a impartir tres horas semanales de doctrina y práctica católicas en las escuelas públicas o, en su defecto, una asignatura obligatoria dedicada al hecho religioso e incluirla en todo los niveles y cursos parece un tanto excesivo”.

En el editorial del último número, correspondiente al mes de septiembre y titulado “Clases de religión”, la revista recuerda que “la nueva programación de la asignatura de religión (mayor número de clases en cada curso, obligatoriedad de la misma en sus dos variantes: enseñanza confesional o no, su peso en la media académica del alumno, etc.) ha originado una protesta unánime de la oposición socialista y, en general, de aquellos sectores que defienden la total laicidad de la educación pública”. Según el texto, “al gobierno se le ha acusado de obrar al dictado de los obispos, dando así satisfacción a sus insistentes y antiguas peticiones al respecto”.

Para la publicación, editada en Bilbao, “este desacuerdo hace temer cambios y tal vez nuevos conflictos cuando varíe la actual correlación de fuerzas políticas. Puede que las posturas sean opuestas y poco conciliables, pero hubiera sido mucho mejor llegar a un consenso, por imperfecto o insatisfactorio que fuera, que imponer esta reforma por la fuerza de una mayoría coyuntural en el parlamento”.

Al mismo tiempo, Mensajero señala que “la actitud de los laicistas ha sido a menudo dogmática, pero no menos que la de los defensores de la religión como asignatura de pleno derecho”. En este sentido, “la creación y mantenimiento, además, de un cuerpo de profesores paralelo al oficial, dependiendo de la autoridad eclesiástica y sustraído a la normativa laboral vigente, aparte de un fuero que suena a privilegio y a desigualdad, es una inagotable fuente de contenciosos que no beneficia en nada la imagen muy poco positiva que tiene últimamente la opinión pública española de la Iglesia”.

Según el editorial, “una cosa es conocer en profundidad el fenómeno religioso como premisa para entender la historia social y cultural de nuestro país e incluso su presente, y otra bien distinta es imponer esa materia con una extensión y obligatoridedad que excede lo prudente”. Al respecto, la publicación desearía “que todos los niños y niñas españoles quisieran educarse en la fe de sus mayores y saber mucho más de las creencias y moral cristianas pero, al convivir en una sociedad plural y legítimamente diversa, parece justo, razonable y hasta más cristiano el respeto para los que ‘no comulgan’ con el catolicismo o mantienen posturas contrarias a lo religioso, no imponiéndoles algo que pueda ir en contra de sus convicciones o las de sus padres”.

El texto del editorial acaba con esta reflexión: “Quisiéramos compartir la alegría de quienes se han sentido, al fin, satisfechos por la nueva regulación de la asignatura de religión en la educación, pero nos tememos que será un júbilo efímero que, a la larga, traerá más males que bienes a la Iglesia. Ojalá nos equivocáramos de medio a medio, pero los maximalismos acaban por suscitar reacciones parejas. Y no es nada bueno someter a los alumnos a un continuo vaivén en asunto tan importante. Más aún, muchos se acercarán ahora a esta asignatura con no poca prevención que -justificada o no- podía haberse evitado de haber conducido el tema con otros criterios y una visión a más largo plazo. Al tiempo”.

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