La existencia de opiniones diferentes y el consecuente derecho a la libertad de expresión sin que se hostigue a nadie por sus pensamientos y opiniones, constituyen la base de a sociedad moderna y representa la posibilidad de avanzar en libertad.
La libertad de pensamiento, de religión y de conciencia están basadas en la posibilidad de manifestar todas las creencias y del ejercicio libre de todos los cultos que no se opongan a principios elementales de convivencia.
En 1948 la Organización de las Naciones Unidas en su Declaración Universal de Derechos Humanos ya estableció en su artículo 19º que: “Todo individuo tiene derecho a la libertad de opinión y de expresión; este derecho incluye el de no ser molestado a causa de sus opiniones, el de investigar y recibir información y opiniones, y de difundirlas, sin limitaciones de fronteras por cualquier medio de expresión.”
Amnistía Internacional, recuerda no obstante en la jornada que cada día más, en el mundo entero, hay personas acosadas y encarceladas por ejercer su derecho a la libertad de expresión, violando los expresos derechos a buscar, recibir y difundir información e ideas sin temor o interferencias.
Una fecha que conmemora los hechos de 1870
El 20 de septiembre de 1870, las fuerzas garibaldinas y otras libertarias, protagonizan el episodio de la “Brecha de la Porta Pía”, derrotando a las fuerzas del Vaticano aliadas al Imperio francés. Víctor Manuel II le ofrecerá al Papa como compensación una indemnización y mantenerle como gobernante del Vaticano, pero el pontífice deseoso de continuar el poder terrenal de la Iglesia, se negó, tampoco reconoció al nuevo estado italiano y se declaró prisionero en el Vaticano y prohibió a todos los católicos italianos votar en las elecciones del nuevo reino. La Cuestión Romana, persistió hasta 1929, cuando Benito Mussolini y Pío XI firmaron los Pactos de Letrán
En la faz de las libertades de pensamiento y culto sin embargo el suceso de la Brecha de la Porta Pía, representó la caída del poder del papado y los regímenes políticos con “Derecho Divino”, equivalente para muchos al comienzo del fin para el oscurantismo y el dogmatismo.
